Guerra de teleobjetivos

ANTÓN PRIETO

Un tiempo en el que surgen disputas dialécticas improvisadas como por sorpresa, sin pensarlo, en cuando abres cualquier puerta de la casa, batallas inauditas, de las que nunca se esperarían, como esos sustos que te dan en el cumpleaños ante los que tenemos que poner carita de oveja. Claro. Si es mi cumpleaños. Vosotros sois seres maravillosos. Estamos juntos. Contamos con nosotros. Como fiesta, estupenda. Como sorpresa, para nada.

La guerra de hoy no es la de los generales que flanqueaban al doctor Simón, ese ángel desaliñado que tanto amamos, ni de las que se monta la Brilat contra el bicho, esté donde quiera que esté el virus cabrón. Ni la guerra cruel que se libra en las Ucis con médicos y enfermeros persiguiendo la vida con toda su fuerza y capacidad. Ni la guerra semántica siempre en la boca del Presidente, magnificando su puesto de mando. Ni siquiera esa guerra de cifras casi en código abierto que de momento nos abochorna ante el mundo. Ni la guerra política en la que saltó por los aires el concepto descentralizado del reino.

Y tampoco es la guerra de Cannon contra Nikon, los dos gigantes, las dos filosofías de la fotografía popular de hoy. Es una guerra de teleobjetivos. La que estas enormes lentes establecen con el concepto de honestidad, de verdad, de armonía entre la realidad y su representación mediática. Antes del confinamiento, usted ve Michelena a las 8 de la tarde llena de gente. Usted está mirando sin intermediación ninguna. Solo con sus ojos.

Si hace una foto con un objetivo sin más, de los comunes, de los que casi no distorsionan, verá casi la misma gente, o incluso algo menos, porque la lente va a acortarle un poco el espacio, y al congelar la imagen verá mejor lo que tiene más cerca. Si en cambio hace su foto con un objetivo de los llamados “gran angular” la foto aparecerá con poca gente, ya que el espacio que usted tiene delante se agranda creando una sensación de amplitud que minimiza, en este caso, a los peatones. Si en cambio utiliza un teleobjetivo, conseguirá una imagen en la que desde el Concello casi puede tocar la Peregrina con la mano, con toda la gente de la calle apelotonada en su retina, transmitiendo una sensación de multitud.

Eso fue lo que pasó con la salida de las criaturas el domingo. Si miramos desde arriba, todas esas fotos de multitudes infantiles jugando en los parques, las distancias seguro que eran adecuadas y responsables. Si yo salgo de mi portal para la derecha, tengo una cola de la farmacia y otra del Froiz. Con frecuencia hay 5 o 6 personas en la farmacia y 10 o 12 en el Froiz. Si los miro sin moverme del portal, veo abundancia. Si camino, veo la esas mismas personas, una por una, guardando fielmente la distancia sanitaria. Tristes, pero higiénicas.

En 1994 La Fura dels Baus estrenaba en Lisboa su espectáculo MTM. No había escenario. Sólo cámaras de video, enormes pantallas y paredes móviles. El espectador corría entre los actores, entre la peculiar violencia provocadora de la compañía. Dos espacios cerrados. Desde el lugar que te tocaba estar, sólo percibías del otro espacio las imágenes que te mostraban. Lograban una enorme eficacia en la transmisión de lo terrible que era la otra parte del mundo, la que tú no eras capaz de ver. Eso es la manipulación informativa, campo en el que la imagen fotográfica y videográfica es sumamente eficaz. La guerra de los teleobjetivos, con la que el ABC entró en liza desde su portada con una imagen en la que sugería que los vascos de Donostia, una de las ciudades más cultas y cívicas, se tomaban de coña la distancia social. Todo para alimentar esa caterva de perros hambrientos de casquería que se pelean en el twitter.

Shakespeare

Y ya que hablamos de la Fura, ayer mismo transmitía en directo una performance sobre Macbeth, titulada “La maldición de la Corona”, de WSh. Si les gusta el teatro, pueden ver esta representación tan singular, realizada desde el domicilio de los actores, pero con el sello de una de las apuestas creativas más intensas de nuestro tiempo. Una sesión que tienen en el canal de la Fundación Épica de La Fura dels Baus y de la que pueden disfrutar desde las pantallas de su ordenador.

PUBLICADO EN DIARIO DE PONTEVEDRA EL 29 DE ABRIL DE 2020, D͍A DE CONFINAMIENTO