La lengua de Lores

A N T Ó N   P R I E T O

Me resistía a hablar de política local durante estos arrebatos de enclaustramiento, pero hoy, tras leer la entrevista que Serafín Alonso mantuvo con el alcalde Lores, no puedo dejar de echar un vistazo a Michelena, 30, esa casa que —permítanme la confesión— fue durante 15 años el lugar en el trabajé hasta 2019.

Si la ciudad está funcionando como un reloj, es mérito de la mayoría de la población, pero también de un gobierno local que desde el minuto uno se puso al frente de una situación difícil, en silencio, con espíritu abierto y constructivo, pese a que desde Madrid limitaron súbitamente sus competencias. Alguien piensa que en Pontevedra, si se mantuviese la responsabilidad municipal íntegra en el ámbito de la seguridad algo iría mal? Sin dudar, todo discurriría igual o mejor, porque dirigentes y funcionarios públicos son un ejemplo de responsabilidad, entrega y eficacia.

Puede que se hubiesen cometido algunos errores, como cualquiera en esta horrible situación. ¿Quién no lo hizo? Pero tanto la dirección operativa de los servicios, como las áreas más sensibles de bienestar social, seguridad, atención a la violencia de género, prevención de la delincuencia, cooperación con la pobreza extrema y sin techo, familias necesitadas, los aspectos más críticos y urgentes del momento, están funcionando como cabría esperar capitaneados por un gobierno maduro, sólido y de absoluta garantía.

Pero no solo eso. Se pusieron a toda máquina para pagar a proveedores, sabiendo que el Ayuntamiento tiene una fuerte influencia en la economía local. Los que proyectan obras tienen preparado inversiones millonarias para reactivar la normalidad a través de la renovación, mejora o mantenimiento de calles, plazas, parques, jardines o espacios naturales en todo el municipio. Será, como dijo el alcalde, si desde Madrid no les confiscan los ahorros municipales con los que Pontevedra cuenta y que hasta el momento no podían invertir porque se lo impedía una norma dictada por Montoro cuando la crisis anterior.

Seguro que los responsables de cultura, fiestas, deportes, juventud, etc. están planeando inversiones en estéreo para contribuir a que ese sector de los servicios se revitalice contribuyendo a la animación y al jolgorio colectivo, porque la fiesta y el ocio son además economía de primera.

Y además de estos sectores, una re-conexión necesaria. El reencuentro entre la ciudad y su comercio, al que el virus pilló en plena reconversión. Un sector tocado de muerte por la centralización comercial, por la radical modificación de unas relaciones que se venían tejiendo durante décadas y están desapareciendo. La venta electrónica rompe con los intermediarios, los comerciantes, cuestionando la viabilidad de muchas empresas. No es una responsabilidad municipal, pero seguro que el bipartito local estará al quite, motivando a vecinas y vecinos para comprar en los comercios de siempre. Y por supuesto, comer, cenar y terracear en nuestros rincones favoritos.

Como periodista, me resulta algo difícil valorar el papel de un equipo con el que trabajé durante tanto tiempo. Olvido con cariñosa condescendencia los momentos más áridos para proclamarme pontevedrés de importación. Me sumo a la gran marea de personas satisfechas por estar dirigidos con tanto acierto. Y, sobre todo, por una frase del alcalde en esta entrevista: “voy a morder la lengua” sobre las críticas al actual momento. Y otra: “Sólo pido prudencia, sensatez y responsabilidad”. Ave Lores.

Los árboles de la ciudad

Si algún lugar resulta para nosotros fascinante e inspirador en esta ciudad son los parques y los jardines. Allí están los protagonistas de nuestra recomendación: los árboles de Pontevedra. Pueden buscarlas en la galería de la web municipal, junto a otras publicaciones. Es un libro de más de 300 páginas que recorre la geografía vegetal de Pontevedra de la mano de Xaime Blanco y Amancio Castro, que despliegan todo su saber sobre especies, localizaciones y otros detalles interesantes.

PUBLICADO EN DIARIO DE PONTEVEDRA EL 6 DE ABRIL DE 2020, VIGÉSIMO SEGUNDO D͍A DE CONFINAMIENTO