A n t ó n   P r i e t o

El Salvador, 6,7 millones de habitantes, una antigua república cafetalera que últimamente fue especializando su economía en hacer cosas que los norteamericanos necesitan, pero a menor precio: cortar y tejer ropa interior de punto de algodón y otras fibras, algo de café, envases de plástico y remolacha azucarera. Tal que así, es un país paradigmático del fondo del mundo, en el que la quinta parte más rica de la población recibió en 1999 casi el 45% de la renta y el quinto más pobre el 5,6. Hace 20 años, igual que nosotros con el Euro, prescindió del Colón y se entregó al dólar. Lo que se dice un satélite de Estados Unidos, país en el que viven, la mayoría ilegalmente, más de 3 millones de salvadoreños, casi la mitad de que en el interior. Datos de la Wikipedia. Ah otro más: el 5 de noviembre celebran el día del Primer Grito de la Independencia en Centroamérica.

Pues si en Galicia un palestino es dueño de un festival de cine llamado Amal, una potente productora de televisión, y un gran hotel en el centro de la capital, en El Salvador el hijo de un palestino de Belén, llamado Nayib Bukele, llegó a presidente después de una vida política en las filas del Frente Farabundo Martí, aquel partido que en los 80 maquinaba contra la dictadura militar y que después se convirtió en izquierda parlamentaria.

El hoy presidente fue alcalde de Nuevo Cuscatlán en 2012, y después de San Salvador, la capital. En el 19, ya después de dejar el Frente, se hizo con el 53,5% de los votos para ascender a la presidencia de la República con el apoyo de Gana, el partido que él mismo fundó. Desde la óptica europea, puede considerarse un político del centro izquierda populista —lo que algunos hacían con Albert Rivera antes de que se tirase al monte—, pero en un país muy religioso, que abdica del derecho al aborto y a la unión matrimonial libre, ya que circunscribe este derecho a las parejas heterosexuales. Una joya.

Ahí tienes al exótico presidente milenial. Trending toppic. Está merendando las redes con sus decisiones sobre el Coronavirus, desgranando, bajo un épico lienzo que representa a algún prócer local —el cura José Matías, probablemente— las medidas económicas que implanta, con una oratoria que recuerda de lejos a la del mismísimo Hugo Chávez: “el que toque un centavo yo mismo lo voy a meter preso”. “ Ustedes, empresarios, tienen dinero para vivir 10 vidas. 20 vidas, no vivirán lo suficiente para acabárselo”.

Susupendió los recibos del agua, luz e internet durante 3 meses. Los tres próximos recibos de los pequeños créditos de consumo se prorratean para pagar durante lo que resta de cuotas. Lo mismo con las hipotecas, los alquileres y los créditos de las empresas. Luchará contra la corrupción con 60 nuevos auditores y controlará los precios de los alimentos para que nadie vaya de listo: “Un llamado a los buenos empresarios que nos ayudan y otro a los malos empresarios que se aprovechan, pues cerraremos sus negocios y decomisaremos las mercancías con las que querían estafar la gente”. Si no lo escucharon, háganlo. Pocas declaraciones de amor tan emocionantes desde una tribuna política, porque lo más interesante no lo transcribí. Bukele, gracias por su poema. Lo necesitábamos.

Quilapayún

Y hablando de El Salvador, viajamos al sur siguiendo la línea del Pacífico y nos situamos en Iquique, donde en 1907 el general Roberto Silva provocó la matanza de Santa María. Setenta años después, el mítico Quilapayún llenaba de energía los escenarios de toda Europa con su famosa Cantata Popular de Santa María. Recitativos y música culta y popular testigo de la diáspora política chilena. Maravilla que hoy pueden revisar en Youtube para degustar, con fondo andino, esa maravillosa aportación que el palestino que preside El Salvador hizo a nuestra agenda mediática. Amén.

 

PUBLICADO EN DIARIO DE PONTEVEDRA EL 24 DE MARZO DE 2020, DÉCIMO DÍA DE CONFINAMIENTO