Radio Gominola
ANTÓN PRIETO
En este confinamiento hay una prueba de resistencia vital que supera todo cuanto martirio puedan contener las vidas de todos los santos, con perdón de la cara de vuecencia si es católica o pertenece a alguna de esas tribus urbanas que creen en el ultramundo. Esa prueba es la constante circulación, análisis, contraanálisis, tesis, antítesis, sístoles, diástoles y mermeladas varias derivadas de las cifras de afectados en cualquier país del mundo, incluido el nuestro, e incluso en el mundo entero, tomando por mundo este primero en el que vivimos, el del norte, o al mundo tal y como aparece representado en las esferas geográficas, África incluida, por ejemplo.
Cifras y más cifras, polémicas por el sistema de recuentos, análisis por comunidades autónomas, comparativas con Alemania o Francia, se cuentan o no todos los muertos, se hacen o no hacen, se repasan o se revisan, se miden o se estiman, se cuecen o se enriquecen. Marabunta apocalíptica. Persecución del dato digital, periodismo de aparente precisión convertido en basura mediática. Atención, últimas cifras aportadas, curva oblicua derivada por estribor, en Japón confinan más para que la oropéndola píe algo más feliz. Manhattan mejor ubicado que Queens. Lugo, con más personas mayores, supera levemente a Soria, con una pirámide poblacional más esbelta.
Consuman datos, señoras. Aquí estamos para ofrecerles la última y de paso ayudar a la derechona a armar su relato apocalíptico mientras comienzan a despedir enfermeras porque ya pasó el pico en los hospitales de Galicia y las plantas ya pueden vivir bajo mínimos.
Ustedes continúen viendo TVG sin saber qué es eso de sus Viernes Negros, que yo me quedo con Radio Gominola. Mi amigo Manu tiene la suerte de vivir en la calle de A Estrada, como algunos pocos privilegiados de esta ciudad. Desde una esquina más o menos céntrica de ese camino de la Abundancia emite esta garganta generosa, placentera y divertida de un ser excepcional, acompañado de sus hijas y su inseparable megáfono, el auténtico espíritu de Pasarón, según cuentan.
Rafa es un antídoto contra la amargura. Su poesía, intuyo, es la de esas personas imprescindibles para mantener el mundo en pie, en constante movimiento pese a todo. Por eso Rafa tiene la mejor receta para estos días de mierda. Un relato reparador, ameno, lleno de música y palabras amables y enérgicas, lleno de dedicatorias y sentencias de merengue. Es la carpeta de la alegría, el pozo en el que pescar cuando no hay pescado, el cordel del que tirar para encender la luz en mitad de la miseria.
Sin Rafa Córdoba, se lo dije estos días en el Facebook, esta ciudad sería Neptuno. Él representa, con su relato extrovertido, estridente y estupendo, a todo el ejército que compone la Pontevedra festiva y desenfadada, la que vive en un carnaval permanente, sabiendo que no hay carnaval más puro que la vida misma, con sus sombras, de las que brota Radio Gominola como la más genuina respuesta a los datos de los telediarios.
La fuerza del optimismo
Les recomiendo hoy un libro que leí hay 100 o 300 años, en un verano de nudismo y desamores por las rocas de Bascuas, aunque fue escrito en 2005. Su autor, Luis Rojas Marcos, ilustre psiquiatra que había sido director de la red de hospitales públicos de Nueva York, además de magnífico escritor divulgativo y columnista. “La fuerza del optimismo” es un repaso científico al pensamiento positivo y a la capacidad del ser humano de hacer frente a la adversidad con fortaleza y esperanza. Actitudes positivas de la mano de un médico acostumbrado a bregar con las más duras aristas de la experiencia humana. Y no olviden Radio Gominola. Es compatible y necesario.
PUBLICADO EN DIARIO DE PONTEVEDRA EL 18 DE ABRIL DE 2020, TRIGÉSIMO DÍA DE CONFINAMIENTO