Salud, dinero, amor
A N T Ó N P R I E T O
Apoyándonos en esta canción de los 60, y aunque creo que el rollo bondadoso ya va cotizando a la baja, vamos a imaginar que el confinamiento nos está sirviendo para algo realmente interesante. Abro tres grupos de preguntas sin respuestas.
La salud, fuente de grandes satisfacciones, preocupaciones, bienestar e inquietud. ¿Seguiremos acordándonos de ella sólo cuando nos falta, en cualquier dimensión? ¿Continuaremos fumando, bebiendo o comiendo en exceso, alterando nuestra fisonomía con suplementos, apoyando con alucinógenos o estimulantes algunos momentos de nuestras vidas? ¿Conseguiremos desvincularnos del trinomio alcohol-fiesta-felicidad? ¿Caminaremos tranquilos buscando resolver problemas sin entregarnos a soluciones inciertas? ¿Seguiremos rateando inversiones para la sanidad pública? ¿Acabaremos con la mercantilización de la salud, rescatándola del consumismo farmacéutico, de la privatización de los servicios sanitarios que se convierten en negocios? ¿Seguiremos marginando la atención primaria pública para entregarnos a los seguros privados que te atienden sin cita previa y encima obtienen beneficios? Seguiremos pensando más en nostros que en los demás, vivan en la parte del planeta que vivan?
El dinero, fuente de grandes euforias, envidias, felicidad y miseria. ¿Cómo lo perseguiremos? ¿Pondremos un límite a su acumulación? ¿Lo pondremos todos, incluso quienes más tienen o ganan? ¿Tenderemos a igualarnos en el carrusel de la abundancia? ¿Cómo nos lo montaremos para conseguir vincularlo al esfuerzo de cada uno, pero sin que esa vinculación produzca monstruosas diferencias? ¿Conseguiremos una fiscalidad en la que quienes más ganan aporten más, sin que eso les disuada de seguir creando valor? ¿Convertiremos a los más ricos en los más orgullosos no por tener más, disfrutar mejor o legar a sus desecendientes, sinó por ceder más y más recursos a la hacienda pública? ¿Veremos al grande, al enorme, al inmenso y al global empresariado renunciar a la ingeniería financiera legal y contribuir con el mismo porcentaje que contribuye el pequeño, mediano y micro empresario, o incluso como el empleado medio, que con su trabajo y su capacidad de consumo hacen que las empresas funcionen?
El amor, fuente de grandes momentos, fracasos, alegrías y decepciones. ¿Reubicaremos el concepto “pareja” como nucleo fundamental del amor, o nos atreveremos a desbancarlo como única fuente de la felicidad amorosa, que sin duda lo es, pero no la única? ¿Continuaremos vinculándonos de dos en dos hasta que la muerte nos separe imaginando que la vida va a ser siempre igual? ¿Seguiremos entregándonos al sentimentalismo banal del amor romántico, de la media naranja, de la confluencia absoluta de ambos miembros de la pareja? ¿Continuaremos anulándonos mutuamente —normalmente de la mujer en el caso de parejas heteros—, alejándonos de nuestra vida personal para integrarnos en un sistema cerrado de ocio y relaciones? ¿Prescindiremos de los celos, de la vigilancia, las falta de respeto al otro u otra, la indiferencia, el no-diálogo, el mobbing, la violencia contra las mujeres, el chantaje emocional, el control, la dependencia económica? ¿Seguiremos empecinados en que sólo debemos follar dentro de la pareja, en que tener amantes es un vicio, en que el sexo es reproducción? ¿Seguiremos negando la existencia del poliamor o la capacidad de amar a más de una persona? ¿Pondremos por fin en valor el amor fraternal, desinteresado, más allá de la conveniencia egocéntrica, económica o profesional?
Cristina y los Stop
Muy poco conocido este grupo de finales de los 60. Tres Cosas es su canción más famosa, la superventas “Salud, dinero y amor”. Aprovechándola, podemos viajar por ese itinerario de guateques del pop setentero más desenfadado y prescindible, pero al que podemos mirar con el corazón en la solapa, suponiendo que sus baladas y sus rockeríos nos trajeron hasta aquí con más ternura que ira.